Este final de temporada ha venido con una sorpresa bajo el brazo y es que este Estrecho de Gibraltar te puede sorprender en cualquier momento.
Es por nosotros conocido la totalidad del litoral del Estrecho, todos sus rincones, calas, recovecos y enclaves han sido visitados y valorados como posibles lugares donde disfrutar de un buen rato junto al mar en desnudez. Algunos, por su accesibilidad, cercanía, cualidades y comodidad son lógicamente más visitados que otros, pero en cualquier caso cada cierto tiempo aparecemos por ellos, pues como muchas veces os hemos contado, el entorno, su estado de conservación y tranquilidad siempre invitan a ello.
Así las cosas, hace pocas fechas volvimos por la zona de Arenillas, con la intención de verificar las condiciones de unas piscinas naturales aprovechando la marea propicia que nos las ofreciera en sus mejores condiciones, además de caminar por la zona siempre agradecida del Estrecho. Una vez llegados a la cala de Arenillas y acceder a la punta rocosa que da vista a la siguiente cala, quedamos perplejos ante lo que vimos, esa cala que siempre conocimos llena de cantos se nos presentaba como un hermoso arenal y zona de baño poco menos que idílica.
Ya que jamás habíamos visto esta cala en esas condiciones y era un privilegio poder disfrutarla así, en aquel momento el uso de las piscinas pasaron a un segundo plano. Aquello además se merecía dedicarle tiempo para un reportaje gráfico que inmortalizase el lugar y la ocasión.
La cala en cuestión se encuentra entre la cala Maraber y la de Arenillas, aunque contigua a esta última y con el fondo hacia el este de la enorme ensenada de El Tolmo, todo ello enmarcado en la zona central y más ignota del Estrecho. Tiene un acceso"entretenido"que muchas veces le aporta ese valor de conseguir lugares únicos y salvajes, que incluso nos podrán permitir disfrutarla en exclusiva. Como el lugar directamente carece de toponimia, hemos venido en llamarle "Cala del Cuartel", dado que sobre la misma domina la antigua casa cuartel de la guardia civil(ruinas) que antaño vigilaba este convulso litoral.
Estas sorpresas son sobrevenidas por las inestables condiciones del litoral del Estrecho, sometido a corrientes, mareas y temporales en mayor medida que otras costas, tanto es así que no es de extrañar como aparecen y desaparecen calas por aquí, sin ir más lejos tenemos los ejemplos de Cala Arenas, Baños de Claudia o las calas de Camarinal.
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